Viernes, 10 Julio 2015 17:23

Cuando la soledad se hace gas

Cuando la soledad se hace gas Urban DF

Los gases son una expresión sintomática y, como tal, son la figuración de un conflicto que se evita, que se niega, que se sepulta, que se ignora y que al final impone un alto precio: el dolor físico.

Ever Escóbar, gastroenterólogo hepatólogo, y Fátima Escóbar, psiconalista / Santa Cruz

El motivo de consulta de Carmen y Rodolfo (nombres convencionales), como de tantos otros pacientes en su situación, es por fuertes dolores de estómago que no ceden ni con mates, ni con fármacos, ni con masajes, y que dada su frecuencia y estacionamiento los obliga a realizar una consulta especializada. Como los laboratorios y examen resultan anodinos, como médicos concluimos en un diagnóstico inicial: la presencia abundante de gases en el estómago está provocando dolores y molestias. Sin embargo, esos gases no se deben a causas orgánicas ni a causas externas (alimentos ingeridos). En este cuadro médico, las preguntas al paciente, es decir dar lugar a su palabra y ser sensibles a la misma, es algo fundamental para el diagnóstico. Lo que responden estos pacientes ronda en una misma temática: la soledad.

Se trata entonces de soledad, de una soledad que se hace gases.

La soledad de estos pacientes, justamente, al estar disimulada por los gases --gases que no tienen forma porque sus moléculas no se juntan, se esparcen por doquier-- no se puede atrapar. Y sin embargo están ahí con todo, produciendo estragos en el cuerpo y al mismo tiempo hablando o gritando por él.

Carmen es una mujer de 43 años que afirma estar sola desde que su marido “la dejó”, se fue hace 20 años, y desde entonces ella ha vivido para trabajar y para criar a sus hijos. Rodolfo es un hombre de 54 años, quien sostiene que hace ocho años que su esposa se marchó a España y él no pudo tener una pareja estable desde entonces; se dedica de lleno a la ganadería y confiesa entre sollozos sentirse solo, aunque enseguida intenta reponerse y desechar la posibilida de que sus dolencias se deban a su soledad. Ambos se olvidaron de que tenían un cuerpo, un cuerpo que no sólo demanda comida sino alimento.

Ambos pacientes se ponen a la defensiva. No han querido, y no quieren, oír lo poco o mucho audible de sus cuerpos. El dolor físico sirve para escuchar e interpretar o traducir el dolor moral por estar solos o sentirse solos, por su dificultad o imposibilidad para hacer pareja, para amar, etc. Cuando la soledad no es reconocida, el cuerpo va a recordarle a la persona que hay un límite, tanto en lo que es capaz de soportar subjetivamente, como en lo que un cuerpo físico es capaz de sobrellevar.

Los gases son, entonces, una expresión sintomática y, como tal, son la figuración de un conflicto que se evita, que se niega, que se sepulta, que se ignora y que al final impone un alto precio: el dolor físico.

Éste es el síntoma sobre el que Freud teorizó desde los inicios del psicoanálisis, un síntoma que interroga a cada quien sobre lo que  perturba su cuerpo. Es un síntoma que compromete a los otros, como es evident en los casos mencionados: una pareja que falta o que hace falta. Es un síntoma que utiliza los circuitos corporales para expresar aquello que no puede poner en palabras.

Visto 2723 veces Modificado por última vez en Martes, 14 Julio 2015 09:06
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