Jueves, 26 Noviembre 2015 19:21

Bloquear las calles para activar la vida

Estudiantes de enfermería en San Francisco, a punto de iniciar la marcha. Estudiantes de enfermería en San Francisco, a punto de iniciar la marcha. Víctor Quintanilla

Las movilizaciones del 25 de noviembre, en contra de la violencia que sufren las mujeres, tuvo en La Paz la lógica del caos que articula. Y fiesta para contraponer vida a las cifras de muerte. Quizás por eso, que la marcha tomase una arteria del centro paceño, en un día de muchos bloqueos en la sede de gobierno, movió a algunos peatones a aplaudir el paso de los marchistas o a tomarles fotos. Hay muchas formas de combatir, y cantar y bailar funcionó esta vez.

Mabel Franco / La Paz

La amplia plaza que se abre delante de la basílica de San Francisco, en La Paz, está llena de gente hoy, 25 de noviembre de 2015, aunque nadie podría afirmar que de manera extraordinaria. Ese punto de la ciudad resume el cotidiano caos de la urbe, aunque un caos que distribuye: las personas, cientos, miles de ellas, pasan por el lugar durante el día, a toda hora; muchas se citan, se esperan, se encuentran o no… Los artistas callejeros lo convierten en su escenario. Quienes arman una protesta, también. Por eso, ver a un grupo de gente vivando consignas o a una banda de jóvenes hacer su ingreso golpeando los tambores, observar a unas mujeres siendo maquilladas al aire libre, o sentir el retumbar de una batucada, es especial, sí, pero nada ajeno a la dinámica cotidiana en el antiguo límite entre la ciudad de indios y la ciudad de los españoles.

Grupos diversos, ciudadanos, institucionales privados y públicos, están ahí, en ese caos, con un mismo propósito: manifestar su rechazo a la violencia, en particular a la que apunta contra las mujeres. En principio, difícil saber quién es quién. Quedará claro cuando los grupos tomen su lugar en la marcha y, pancartas de por medio, comiencen a bajar por la avenida Mariscal Santa Cruz.

La idea de interrumpir el flujo vehicular de una arteria en el centro paceño no parece la mejor. Menos en un día como éste, en el que otros grupos bloquean vías para arrancar respuestas a las autoridades gubernamentales. Menos en una ciudad expuesta todo el tiempo a la toma de sus calles, precio de ser la sede de gobierno.

Pero está decidido. La Alianza Libres sin Violencia encabeza la movilización. “Cuántas Más”, “Ni una menos”, las consignas unifican a quienes marchan: muchas mujeres, pero también varios hombres, incluido un grupo de diversa identidad sexual. Muchos adultos, pero también jóvenes y adolescentes.

“El amor no mata, la violencia sí”, se lee en un cartel sostenido por una joven del Instituto Técnico de Excelencia, donde se forma en enfermería.

“El Alto de pie, libre de violencia”, corea el grupo del CIES El Alto.

“¿Quiénes somos?”, pregunta a gritos una mujer. El grupo que encabeza responde “Mujeres constructoras de vida y de nuestros derechos”. Todas son parte de Asomoc, la Asociación de Mujeres Constructoras.

Y así hacen su paso la Plataforma de la Mujer, el Comité Nacional de Mujeres Trabajadoras por Cuenta propia y Pequeñas comerciantes, la Dirección municipal de Género de El Alto, la Asociación de Trabajadoras del Hogar, el grupo ciudadano Activas por la Vida y otros más.

Son las 18.00. El tráfico sufre y los agentes de tránsito hacen lo que pueden. Que debe haber molestia entre quienes no marchan, seguramente. Pero hay algo que se contagia y entonces, peatones y pasajeros sacan los celulares y toman fotos. Sobre todo a Activas por la Vida, pequeño grupo engrosado por representantes de la campaña “Dilo si eres hombre” y animado por los tambores de COMPA, que canta y baila, además de lucir las mujeres rostros pintados. Es fiesta la que vive este colectivo que enarbola carteles que dicen: “Nos queremos vivas“, “Mi cuerpo, mis normas” y que entona un contagiante “Marcho por la vida, marcho por la alegría, marcho por la paz”.

Otros grupos también ponen música a su alegato por el amor y en contra de la muerte y el dolor. “Te amo, no me lastimes”, dice un cartel. “Tú vales mucho”, convence otro.

Unas 15 cuadras más abajo de San Francisco, la víbora bulliciosa llega al túnel que está delante de la Universidad Mayor de San Andrés. En el puente superior los peatones se agolpan para tomar fotos y filmar. Los marchistas se van desconcentrando en la Plaza del Bicentenario y otra vez el caos impone su orden: aquí y allá, los grupos bailan con su propia música. Hay mucho de andino en este contrapunto que recuerda a los ritos de Charazani. Se arma la fiesta; quienes no marcharon se unen para gritar “Ni una menos”.

Quizás esta vez, bloquear la cotidianidad de los habitantes de La Paz haya valido la pena. El tiempo lo dirá: si no hay más violaciones, muertes y otras agresiones contra mujeres por el hecho de ser mujeres; si la justicia castiga a los agresores con prontitud, etc.

Y en el mismo día:

"Sé más dulce": Eslogan de la gobernación cochabambina contra la violencia de género es criticado

Santa Cruz; https://www.facebook.com/groups/LaPublicaBo/permalink/1790971814463272/

Tarija: https://www.facebook.com/LaPublicaBolivia/posts/655354624606235

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