Nebulosas en las contrataciones públicas; designaciones a dedo desde el Órgano Ejecutivo; manipulación de estadísticas y propuestas electorales sobre transparencia y democracia recicladas son algunas de las observaciones de especialistas que creen que la falta de transparencia carcome los fundamentos democráticos del Estado y alienta la corrupción en Bolivia.

Pobreza, informalidad, desempleo y empleo precario son los cuatro males. Y quienes son entendidos en la materia plantean un pronto ajuste en los actuales desequilibrios macroeconómicos para luego implementar un plan de desarrollo que supere el patrón extractivista, basado en la exportación de recursos naturales, a través de la diversificación productiva. Urgen también políticas en el área del conocimiento para incentivar la innovación y el emprendimiento desde las universidades.

Este 17 de septiembre se desarrolló el segundo Foro Nacional de Candidat@s, un evento que es impulsado por la Coordinadora de la Mujer y en el que participaron cuatro aspirantes a curules en la Asamblea Legislativa Plurinacional de las principales fuerzas políticas en contienda. Los temas abordados en esta jornada giraron en torno a: autonomía del cuerpo, derechos sexuales y derechos reproductivos.
El debate político fue transmitido de 9:00 a 11.00, tal y como sucederá cada jueves hasta cerrar el ciclo de foros, por las páginas de Facebook de La Pública y Protagonistas.

Incrementar el presupuesto para Justicia, crear el Ministerio de la Mujer y la instalación de centros especiales para hombres que cometieron actos de violencia en contra de las mujeres, fueron parte de las propuestas que surgieron este jueves 10 de septiembre, en el primer Foro Nacional de Candidat@s, un evento que es impulsado por la Coordinadora de la Mujer.

Ante la falta de doctores y medicinas, los habitantes de San Antonio de Lomerío han tenido que recurrir a sus saberes ancestrales para calmar los síntomas del COVID-19. Hoy comercializan la infusión de kutuki, una planta que crece en su territorio, con la promesa de ser un remedio efectivo contra el virus.

El tercer foro de #Protagonistas, organizado por la Coordinadora de la Mujer y otras entidades, abordó el tema de la autonomía económica y la corresponsabilidad del cuidado. Entre las propuestas se escuchó desde la creación del Ministerio de la Mujer hasta refortalecer la familia y revalorar el rol de madre y esposa.

Justicia, seguridad y violencia en contra de las mujeres fueron los ejes del segundo foro temático nacional de la campaña #Protagonistas: Paridad-poder-juventudes. Las y los candidatos de las distintas organizaciones políticas que participarán en las elecciones generales reflexionaron y brindaron propuestas sobre las temáticas planteadas.

Como un coro más o menos uniforme, de diagnóstico sin soluciones concretas en torno de los derechos sexuales y derechos reproductivos, han sonado las voces de nueve candidatas –ocho mujeres y un hombre- durante el primer foro temático convocado por la campaña Protagonistas: Paridad-Poder-Juventudes. 

Las niñas latinoamericanas menores de 14 años están siendo violadas, sistemáticamente, en sus espacios más cercanos y familiares, para luego ser forzadas a llevar embarazos y partos, sin que a la gran mayoría se les ofrezca la opción de decidir sobre su presente y futuro.

No son casos aislados. Aunque las cifras son siempre imprecisas, incompletas y desactualizadas —primera evidencia de lo poco que preocupa esta epidemia—, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) estimó en 2010  que más de 60 mil niñas menores de 14 años son madres cada año. La cifra sigue en aumento y el Fondo de Naciones Unidas para la Población (Unfpa) dice que no hay indicios de que se detenga antes de 2030.

La gran mayoría fue abusada y violada. Estamos hablando de niñas que no solo tienen que soportar el trauma de ser agredidas en su más profunda y frágil intimidad, sino que también tienen que soportar embarazos y partos de riesgo, violencia obstétrica, y efectos en su salud mental como depresión, estrés postraumático e intentos de suicidio, a la par que se hace trizas su proyecto de vida.

Organismos internacionales como la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y la Organización de Naciones Unidas (ONU) han señalado que esta tragedia a cuentagotas se podría mitigar, entre otras, con políticas sólidas de educación sexual y, en especial, con la garantía del derecho al aborto, una decisión siempre difícil, pero que realizada de forma legal y segura garantizaría el derecho a la salud y a la vida a miles de niñas en la región.

La Latinoamérica conservadora, incluyendo sectores católicos y evangélicos, ha respondido a estas propuestas saboteando los esfuerzos por establecer cualquier programa de educación sexual que empodere y reconozca la soberanía de las mujeres menores de edad sobre su cuerpo. En simultánea, le ha declarado la guerra a la lucha por el aborto legal, seguro e informado, amparada en la defensa de la vida, atreviéndose incluso a celebrar la maternidad infantil, como lo hiciera en febrero el diario argentino La Nación.

Entre tanto, nuestros líderes han respondido a esta epidemia con prohibiciones, obstáculos e indiferencia. Mientras que en la mayoría de países de la región la impunidad de los violadores es generalizada, en Nicaragua y Perú se criminaliza a las niñas que abortan, en Guatemala el Estado se dedica a sacarlas de la casa donde fueron abusadas para llevarlas a un hogar de protección social a parir, y en Ecuador y Colombia, pese a vivir en contextos donde el aborto está despenalizado en ciertas causales, las niñas están en manos de médicos, oficiales de protección social y operadores de justicia que inventan miles de artimañas para impedirles decidir.

Duele decirlo, pero Latinoamérica pareciera operar como una granja en la que las niñas son tratadas como si fueran animales, inseminadas a la fuerza, y separadas de sus familias y sus colegios para que asuman el destino que esta sociedad le asigna a las mujeres: la reproducción.

Frente a esta realidad, la semana pasada cuatro mujeres jóvenes de Guatemala, Nicaragua y Ecuador, que fueron violadas y embarazadas cuando eran niñas, compartieron sus historias y demandaron a sus Estados —dos de ellas de manera presencial— ante el Comité de Derechos Humanos de la ONU. Las siete organizaciones que las acompañan aspiran a que la comunidad internacional comprenda que la indolencia social y estatal en América Latina es una grave violación a los derechos humanos, a la salud y la vida.

Es urgente alzar la voz en cada país por la integridad, conciencia, autonomía y capacidad de tomar decisiones de las niñas. No las protegimos cuando lo necesitaron, ¿no les debemos, como mínimo, el derecho a definir su proyecto de vida?

Este editorial es parte de #NiñasNoMadres, una conversación regional sobre el impacto del embarazo forzado de niñas en América Latina, a la que se unen GK y Wambra Medio Digital Comunitario (Ecuador), Mutante (Colombia), Ojo Público (Perú), Nómada (Guatemala), Managua Furiosa (Nicaragua). y La Pública (Bolivia).

La caminata se realizará el 7 de octubre con una adhesión de 100 bolivianos. Además, se podrá aportar en todas las agencias de banco FIE.

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